miércoles, 2 de noviembre de 2011

Hay un piojo en mi mochila


Hola, me llamo Geolocotrina, pero me dicen Trampi.
Un día fui a la escuela y se me ocurrió sentarme en un banco de atrás.
Cuando abrí la mochila saltó algo diminuto y negro: ¡Era un piojo!
Fue saltando de cabeza en cabeza y picó a todos.
Les agarró la enfermedad tonta pero grave que había escuchado: Picacabecitis.
Todos se rascaban y se rascaban hasta acalambrarse, desde una punta hasta la otra de sus cabezas y el piojo murió.
Entre todos le hicimos un Padre Piojo:

Padre Piojo
que estás desangrado
santificado sea mi banco
venga a nosotros tu picadura
hágase este dolor más leve
danos hoy nuestro medicamento
perdona nuestras cachetadas
como nosotros perdonamos
a los que nos pegan
no nos dejes caer en tu maldad
líbranos del dolor.
Amén

Todos rezamos, lo enterramos y lloramos tanto que terminamos deshidratados.

Rocío U. 

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