miércoles, 14 de diciembre de 2016

Me acuerdo...

Me acuerdo del miércoles que trabé la puerta del Museo y no podíamos salir.
Me acuerdo de las veces que Eli olvidó dejarme la llave.
Me acuerdo de cuando Emilia dijo que acaso somos piojos en la gran cabeza del mundo.
Me acuerdo de Renato jugando con su campera y sus brazos. Me acuerdo cómo nos reímos.
Me acuerdo de los tristes poemas de amor de Dana. Me acuerdo de que me daban ganas de llorar.
Me acuerdo de cuando dibujamos las esculturas de Rafael Martín. De cómo se estiraba todo.
Me acuerdo del día que estaba sola con Emilia y escribimos sobre la lluvia.
Me acuerdo del tiburón de un triángulo que Renato leyó tantas tantas veces.
Me acuerdo de cuando llegó Juani, estábamos haciendo postales.
Me acuerdo de la alegría cuando llegaron los libros de Poesía en la escuela con los poemas de las chicas y los chicos.
Me acuerdo del lavarropa lavamundo de Rogelio y de que no me olvidé nunca.
Me acuerdo de cómo les gustó leer a Girondo y cómo yolleamos toda la clase.
Me acuerdo de La Tarara que cantamos rimando palabras de una cajita.
Me acuerdo del picnic de la primavera. Me acuerdo del juego de las preguntas.
Me acuerdo cuando a la pregunta ¿Qué es un hombre? le correspondió la respuesta: Una mascota.
Me acuerdo de cuando leímos Bruno la oveja. Me acuerdo cómo nos reíamos.
Me acuerdo de cuando María Antonia nos leyó poemas de Andan descalzas y después Emi escribió que todo deja huella en algún lugar.
Me acuerdo de William Carlos Williams y sus ciruelas y de cómo escribimos nuestras notas en papelitos verdes.
Me acuerdo de la nota de Dana para Bella.
Me acuerdo de los poemas visuales, de todos.

Me acuerdo de mi alegría de los miércoles.
Me acuerdo de ustedes: Dana, Emilia, Rogelio, Juani, Renato...¡Gracias!!


martes, 20 de septiembre de 2016

Quizá todo esto...





-¿Y si los humanos (y humanas) fuéramos piojos en la cabeza de alguien, en la cabeza de un ser gigante? - preguntó Emilia y en el acto recordé un poema de Wislawa Szymborska en el que nos imaginaba parte de un experimento de vaya a saber quién.
Llevé a Wislawa al taller -la bella edición azul de Fondo de Cultura- y pasaron cosas maravillosas.

El poema de W.S.

Quizá todo esto

Quizá todo esto
esté sucediendo en un laboratorio.
Bajo una lámpara de día
y millones de lámparas de noche.

Quizá seamos una generación de prueba
vertidos de un recipiente a otro
agitados en las retortas,
observados por algo más que un ojo,
cada uno por separado
cogidos al final con pinzas.

Quizá de otro modo:
sin intervenciones.
Los cambios suceden por si mismos
conforme al plan.
La aguja gráfica dibuja lentamente
los zigzags previstos.

Quizá hasta ahora no haya en nosotros nada interesante.
Los monitores de control pocas veces se conectan.
Solo si hay una guerra, y de las grandes.
Algunos vuelos más allá del terrón de la Tierra.
O grandes migraciones del punto A al punto B.

Quizá al revés:
Solo les agraden los episodios.
He aquí una chiquilla en una gran pantalla
cosiéndose un botón a la manga.

Los sensores silban,
el personal acude.
¡Ay qué personaje es éste
con su pequeño corazón latiendo dentro!
¡Qué seriedad tan graciosa
al enhebrar la aguja!
Alguien exclama exaltado:
¡Avisen al Jefe,
que venga y lo vea él mismo!



Y lo que siguió después de la lectura:

Quizá todo esto
esté sucediendo...
en una gran cabeza, con muchos piojos.
Nosotros somos los piojos.
Alguien está despiojando la gran cabeza de la Señora Mundo.
Justo ahora pasa ese pinchoso peine al lado de mi mano.
Ayyyyy....nooooooo....me caigoooo....

Emilia Chiaradia
(9 años)




Quizá...
un chico nos esté manejando y nosotros seamos muñecos chiquititos.
¿O no será quizá, un mundo debajo de la cama que alguien está haciendo en este momento? Uh! todo se vuelve oscuro. ¿Por qué se vuelve oscuro?
O quizá estemos todos dentro de un tubo de ensayo en una gran biblioteca.
O quizá estemos en una gran maqueta.
O quizá seamos muñecos chiquititos que viven en los bolsillos de gigantes, pelusas de los bolsillos de los gigantes.

Nacho Bullón ( 9 años)


Quizá...
estemos en una casa y seamos muñecos en fuga por temor a ser eliminados.
(Yo me salvé escondiéndome debajo de la cama y he intentado salvar a mis amigos)
O quizá un niño de diez años nos compró y nos salvó de ser eliminados y ahora el niño es feliz jugando con nosotros.

Rogelio Locatti (11 años)




Quizá todo esto
esté sucediendo en un laboratorio
lleno de lupas y lentes
que nos observan y
dudan de nuestro comportamiento.

Quizá que los sorprendemos
de vez en cuando
y logramos un grito
de alegría.

O quiza
cuando fallamos
los hacemos gritar
de furia y nos
asustan con sus
rugidos de ogro
y se enojan y golpean las cosas.
Entonces las luces parpadean y
rompen en llanto.
Claro, después dicen que nosotros somos
los raros.

Quizá que sólo
se fijan en el detalle
más pequeño:
en que un hombre
tiene los cordones desatados
pero no en que ese hombre
está en guerra.

O quizá nos baten
en recipientes para
experimentar con nosotros.
Nos sacan
y con sus guantes verdes
nos empujan de un lado a
otro y nos suben y bajan
y así quedamos mareados
y llenos de curiosidad.

O quizá
ya no somos curiosidad para ellos
porque ya saben nuestras rutinas:
soñamos y tememos,
amamos y lloramos
y a diario peleamos
y no avanzamos.


Dana Ziegemann

(11 años)

jueves, 25 de agosto de 2016

Maneras de mirar

Del 29 de julio al 11 de agosto de 2016, en el Centro Cultural de Coronel Dorrego, se expuso una muestra retrospectiva del artista bahiense Rafael Martín. Allí fuimos con las chicas y chicos del Taller Literario Municipal y nos quedamos mirando mirando mirando y pensando pensando pensando.
Después jugamos a hacer y deshacer.
¡Gracias Rafael Martín por tus obras inspiradoras!








En las nubes
nubes nubecitas
nubezotas y nucolitas
priculitas.
Unas nubecitas
sin tiritas.

Emilia Chiaradia ( 9 Años)





A estirar

A estirar estiramiento estirando
estiramiencitito estiración   sí a estirar
a estiracion yo estiraré sí   estiro
sí que estiro sí.

Nacho Bullón (9 años)





Renato Dolcetti 

Plática - Renato Dolcetti





Rogelio Locatti


Nacho Bullón



Tus manos carean
tus manos mi siran
con ochos grandes
como tlatos.
Piochino piocato piobuena.
Manos
yo vié
ojos
manos
llamiras
glupsí glupití glupetís
beslabios
pañuelos esas gotas
que el gol va a salir
como tijeras.

Tus manos carean
tus manos mi siran
con ochos grandes
como tlatos.

Dana Ziegemann (11 años)



Algunas de las piezas originales de Rafael Martín en las fotos de Pablo Rodriguez:













martes, 14 de junio de 2016

Una hoja de otoño

Las poesías que están aquí fueron jugadas por Morella. Escribir es jugar con las palabras y así fue como este libro nació -dice León Peredo (padre poeta) en la presentación del libro Una hoja de otoño de Morella Justina Peredo (hija poeta), escrito entre sus 6 y 8 años.

Con la misma alegría del juego y el mismo asombro ante las palabras, seguimos jugando leyendo escribiendo en nuestro taller, a la luz de los poemas de Morella que nos regalaron una tarde mágica.

Aquí compartimos algunas poesías fuente, del bello libro Una hoja de otoño y algunas poesías inspiradas de Emilia, Dana y Rogelio.

Amarillea el aire, gracias!

De: Una Hoja de otoño, de Morella Peredo



4.

Las estrellas
conectan al sol y el
sol
conecta a la luna y la
luna
conecta una blanca
flor.

6.

El pájaro canta
alrededor de un
árbol
y cuando se hace de
noche
canta en la rama.

8.

Con el agua se lava
la cara y las
manos con jabón
el amor.

12.

El
árbol
está
feliz
porque
el
pájaro
lo
rodea.


Del taller de Dorrego:


Ya cayó
la primera gota,
el sueño del pájaro
se fue volando.



El agua es transparente,
el tul también
¿por qué el amor no?

Dana Ziegemann, 11 años




El viento por fuera
es frío
pero por dentro
es muy generoso.

Rogelio Locatti, 11 años




En los pájaros
no hay amor,
¿y si hubiera?



El agua
espera
a su amor
y mientras
da vueltas
alrededor
del pez
de la paz.

Emilia Chiaradia, 8 años.




viernes, 10 de junio de 2016

Lluvia

Llover con gracia
cuando no hay gracia.
Siempre 
irá para allá.

Cuando llueve en mi casa
la cosas de cristal
saludan
y cuando
la lluvia pasa
las cosas se ponen raras
y silenciosas.

Emilia Chiaradía ( 8 años)




Lluvia de cristales, fotografía de Pablo Rodriguez