Hola, me llamo
Geolocotrina, pero me dicen Trampi.
Un día fui a la escuela y
se me ocurrió sentarme en un banco de atrás.
Cuando abrí la mochila
saltó algo diminuto y negro: ¡Era un piojo!
Fue saltando de cabeza en cabeza y picó a todos.
Fue saltando de cabeza en cabeza y picó a todos.
Les agarró la enfermedad
tonta pero grave que había escuchado: Picacabecitis.
Todos se rascaban y se
rascaban hasta acalambrarse, desde una punta hasta la otra de sus cabezas y el
piojo murió.
Entre todos le hicimos un
Padre Piojo:
Padre
Piojo
que
estás desangrado
santificado
sea mi banco
venga
a nosotros tu picadura
hágase
este dolor más leve
danos
hoy nuestro medicamento
perdona
nuestras cachetadas
como
nosotros perdonamos
a
los que nos pegan
no
nos dejes caer en tu maldad
líbranos
del dolor.
Amén
Todos rezamos, lo
enterramos y lloramos tanto que terminamos deshidratados.
Rocío U.
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