Aparicio, noviembre de 2009.
Todo el año esperamos la lluvia.
Por eso, cuando llegó ese lunes, teníamos que tocarla, beberla, olerla.
Teníamos que mirar caer la lluvia, el agua dulce, la tierra devoradora.
-Seño, ¿podemos abrir la ventana y ver cómo llueve?
Abrimos la ventana y miramos felices la lluvia sobre el patio de la escuela, la lluvia entre los eucaliptus, los pájaros de la lluvia, la lluvia mansa.
-¿Quieren escribir la lluvia? -les pregunté después y entre todos, ellos me dictaban, yo escribía en el pizarrón, hicimos nuestra enumeración de la lluvia..
Por fin llegó la lluvia
La lluvia que refresca el aire y hace bien al campo.
La lluvia que salva.
La lluvia que humedece la tierra.
La lluvia que hace feliz al pasto y al trigo.
La lluvia larga que dure toda la semana.
La lluvia que hace barro para andar en bici por los charcos.
La lluvia para la liebre que salta entre la cebada.
La lluvia para el chancho que se revuelca.
La lluvia para el caballo que corre bajo el agua, lleno de felicidad.
La lluvia para abrir la ventana de la escuela y verla caer.
Los chicos de 2° ciclo, primaria.
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