llegaba de Aparicio cansada
y en la esquina -Lequerica e Irigoyen-
me esperaban los bochincheros
los movedizos los charlatanes
bueno, hagamos un juego-
les dije
y saqué el libro de Lispector
Revelación de un mundo
copié líneas al azar en tarjetitas
mezcladas y revueltas
cada uno sacaba una tarjeta
leía y la seguía con una línea propia
un tejido enhebrado
entre el azar y los pensamientos
yo escribía al dictado
de Lispector y de esos pibes
que se dejan llevar por
la corriente de las palabras
como si fuera un sueño
yo escribía al dictado
inmersa en el juego
y fascinada
-te cambió la cara seño,
cómo te gusta hacer esto, no?-
me descubrió Ailén y nos reímos
yo escribía al dictado
de Lispector y de esos pibes
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