Todo lo esperamos del verano, los amores arrebatados y los días tendidos largamente al deseo.
Empieza el año en el intervalo del pensamiento, ya habrá que volver después a las palabras justas, a la violencia de estar viva.
Por ahora, es el verano, la siesta, su dulce olor, la delicia del durazno. Como cuando éramos chicas, el final de las clases, las largas horas en el vacío, enumerar estrellas.
Del verano son los días contados todo el año, guardados a la felicidad.
Irse como si fuera para siempre, olvidarse de todos, ser olvidada. Por quince días otra, cualquiera, menos la que vemos el resto del año en el espejo.
Todo lo esperamos del verano
pero es tan hermoso volver a casa, como volver al cuerpo que amamos.
Volver en marzo, sin la esperanza de la pasión, con el lento arder del otoño, su trabajo sobre las cosas.
Cerrar el verano tendidas en la corriente del tiempo, atentas a sus delgadas espinas y a la inesperada felicidad
pétalos que vuela el viento y deposita sobre nuestros vestidos
jugamos un poco con ellos entre los dedos y dejamos, después, que se deshagan
como la lluvia.
Empieza el año en el intervalo del pensamiento, ya habrá que volver después a las palabras justas, a la violencia de estar viva.
Por ahora, es el verano, la siesta, su dulce olor, la delicia del durazno. Como cuando éramos chicas, el final de las clases, las largas horas en el vacío, enumerar estrellas.
Del verano son los días contados todo el año, guardados a la felicidad.
Irse como si fuera para siempre, olvidarse de todos, ser olvidada. Por quince días otra, cualquiera, menos la que vemos el resto del año en el espejo.
Todo lo esperamos del verano
pero es tan hermoso volver a casa, como volver al cuerpo que amamos.
Volver en marzo, sin la esperanza de la pasión, con el lento arder del otoño, su trabajo sobre las cosas.
Cerrar el verano tendidas en la corriente del tiempo, atentas a sus delgadas espinas y a la inesperada felicidad
pétalos que vuela el viento y deposita sobre nuestros vestidos
jugamos un poco con ellos entre los dedos y dejamos, después, que se deshagan
como la lluvia.
1 comentario:
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Hola Laura!
De pequeña hilé palabras en tu taller. Hace poquito, abriendo ventanas llegué a tu blog. Huele a sandía.
Me gustan las cartografías del pueblo que trazas junto a los chicos.
Un saludo!
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